Por algún extraño juego del destino, Londres se fue postergando a lo largo de mis viajes. No fue, si no hasta la 3ra visita al Viejo Continente en que pudimos (o quisimos) encontrarle un hueco en el recorrido (y eso luego de descartar una larga lista de ciudades).
Habrá sido un placer postergado? Un juego inconsciente para generar expectativa?
Podría ser.
Allí estábamos, a 2 horas y algo más de vuelo desde BCN, y como un guiño del destino (otra vez, asumo), Londres nos recibió a pleno sol y con un cielo despojado de nubes; irresistible.
Me deslumbró desde que bajamos del tren en St. Pancras, una estación que parece inspirada en un libro de Harry Potter.
No importaron ni el invierno de noche temprana, ni el cielo gris constante que nos acompañó durante los 2 cortos días que estuvimos allá.
Para cuando, a las puertas del Museo Británico, las primeras luces de los faroles fueron descubriendo las sombras de las chimeneas; ya sabía que no había vuelta atrás. Esta ciudad ya tenía un lugar en mi corazón.
En mi fantasía Londinense, estaban Los Beatles, y películas como Notting Hill o Love Actually; pero una vez allí fui Mary Poppins.
Habrá sido un placer postergado? Un juego inconsciente para generar expectativa?
Podría ser.
Allí estábamos, a 2 horas y algo más de vuelo desde BCN, y como un guiño del destino (otra vez, asumo), Londres nos recibió a pleno sol y con un cielo despojado de nubes; irresistible.
Me deslumbró desde que bajamos del tren en St. Pancras, una estación que parece inspirada en un libro de Harry Potter.
No importaron ni el invierno de noche temprana, ni el cielo gris constante que nos acompañó durante los 2 cortos días que estuvimos allá.
Para cuando, a las puertas del Museo Británico, las primeras luces de los faroles fueron descubriendo las sombras de las chimeneas; ya sabía que no había vuelta atrás. Esta ciudad ya tenía un lugar en mi corazón.
En mi fantasía Londinense, estaban Los Beatles, y películas como Notting Hill o Love Actually; pero una vez allí fui Mary Poppins.
St. Paul´s Cathedral, el Hyde Park, chimeneas en cada panorámica, el Big Ben… Una ciudad que resurgió de sus cenizas.
Esta ciudad en monocromo donde el rojo de los buses y las cabinas parecieran ser parte de un fotomontaje.
Esta ciudad se quedó en mí.
Para recordar
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Parte 2: Flowers in the window
Luego de perdernos entré hebras y teteras en Harrods; y de cruzar Kensington Gardens en una bruma, y de varias cuadras solitarias hasta Notting Hill Gate; nos introducimos casi teletransportados al tumulto en Portobello Market.
Casas de colores. Puestos y más puestos de… todo: cámaras fotográficas, ropa, porcelana. Todo concentrado en las primeras cuadras de 1 calle que moviliza a la gente, atraída por los aromas que hechizan y conducen a la segunda parte de este mercado que concentra multitudes cada sábado.
Paellas, tomates perfectos, pimientos de rojo vivo, Cupcakes, panes, canastas de frutas: todo seduce en este barrio.
Casas de colores. Puestos y más puestos de… todo: cámaras fotográficas, ropa, porcelana. Todo concentrado en las primeras cuadras de 1 calle que moviliza a la gente, atraída por los aromas que hechizan y conducen a la segunda parte de este mercado que concentra multitudes cada sábado.
Paellas, tomates perfectos, pimientos de rojo vivo, Cupcakes, panes, canastas de frutas: todo seduce en este barrio.
A donde se mire, colores y más colores que parecen burlar el destino gris de Londres (y a mí, por supuesto, que me resistí tanto a visitarla).